martes, 21 de febrero de 2012

Sus ojos reflejaban la carga de lo vivido...


¿Sabes qué es triste? 
Es triste despertarte una mañana en la cama, y no tener a quién abrazar. Es triste levantarse, recorrer la casa y no oler el aroma del café recién hecho, sentirte solo en una casa vacía. Es triste no poder saltar, correr o jugar como hacías antaño. Es triste tener una vida que contar, y nadie que quiera escuchar.
Pero, ¿sabes qué es aún más triste?
Es aún más triste despertarte en la cama e ignorar a quien te abraza. Levantarte y tomar tu café, como cada mañana, sin darte cuenta de que hay alguien que se ha preocupado en hacerlo para ti. Es aún más triste poder saltar, correr y jugar, pero no tener ganas de hacerlo. Es triste tener una vida que escuchar, y no querer hacerlo.

3 comentarios:

  1. Una profundidad implacable. Una forma sobre la deformación humana, pero siendo su realidad. ¡Qué verdad! ¡Qué elegancia en su expresión! Y que sensibilidad en su trascendencia. Mi enhorabuena.
    Además de sintetizar con exquisitez y con amor un texto impregnado de fe, esperanza e inquietud social.

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