Creo que yo también me comporto así de vez en cuando, pero suelo ser de las que prefiere sentarse y observar. 'Qué perdida de tiempo' dirán algunos de aquellos que siguen centrados en sus relucientes zapatos. Pero, ¿sabes qué? Mientras observo, parece que puedo conseguir que mi vida sea un poco menos frenética, quién sabe, a lo mejor incluso veo cómo alguien tropieza y hasta me río.
Muchas veces, tengo ganas de quitarles esos zapatos que tan vistos tienen, para ver si a alguno de ellos se le ocurre mirar a su alrededor, para ver si encuentra una piedra en el suelo y aprende lo que es no tener zapatos. Otras, llego a desear que dos de ellos choquen de frente y se lleven un buen golpe en la nariz, para ver si descubren que hay muchas más que la suya propia. Con un poco de suerte, quizás sean capaces hasta de aprender a reírse de su propia estupidez.
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ResponderEliminarComo siempre, un texto que hace pensar. En este en el ritmo que le imprimimos o que nos obligan a imprimir a nuestras vidas.
ResponderEliminarAl leerlo se ma ha venido a la cabeza la frase de una película (no me acuerdo de cual) que decían: 'Hay gente que no ve más allá de sus narices'.